EL NACIONAL - Lunes 10 de Diciembre de 2007
Escenas/2 COLECTIVA El Salón Pirelli permanecerá en el MAC hasta marzo
El relámpago del Catatumbo no deslumbró a todos
Para algunos espectadores, el tema fue una camisa de fuerza. Otros se maravillaron con el ímpetu del rayo
MARJORIE DELGADO AGUIRRE
El Salón Pirelli de Jóvenes Artistas comenzó a rodar nuevamente. La séptima edición del evento que congrega noveles creadores del país se inauguró el viernes en el Museo de Arte Contemporáneo. Pasadas las 7:00 pm, voces con acento italiano como la de Fausto Grisi, asesor y cocreador del salón, y otras como la de Zuleiva Vivas, presidenta de la Fundación de Museos Nacionales, dieron la bienvenida a decenas de personas que aguardaban con bullicio la hora de probar si su espíritu era seducido, o no, por las obras expuestas.
El relámpago del Catatumbo fue el tema que hiló la convocatoria. Un total de 49 artistas presentaron sus propuestas estéticas, muchas de éstas con afán literal. La instalación colgante que muestra en imágenes la secuencia de uno de los 60 rayos que se producen cada minuto en esta zona zuliana, hecha por Ricardo Rodríguez; un ensayo fotográfico sobre la cotidianidad de Congo Mirador –pueblo de palafitos ubicado en la región donde ocurre el fenómeno–, propuesto por Vladimir Marcano, y una creación llamada Aerosoles nuestros que están en el cielo, de Carlos Anzola, ponen de manifiesto en la primera sala algunas de las constantes del salón: la descripción del fenómeno natural y del contexto social, y los llamados de alerta ecológica.
Otro de los temas recurrentes fue la representación de las creencias espirituales de las etnias indígenas de la región.El alma de los muertos que se comunican con los padres de la creación también fueron motivo de inspiración para algunos noveles creadores. En una de las escasas piezas críticas del salón, Rita Bonilla López se sustenta en este tema espiritual para cuestionar fenómenos como las industrias culturales, la "deslocalización" y la globalización.
Aunque algunos consideraron loable la intención de concientizar a partir del arte sobre la singularidad e importancia de este fenómeno meteorológico, el comentario reiterado de algunos de los visitantes, e incluso de algunos creadores, fue que el motivo de la exposición constituyó una especie de camisa de fuerza para los participantes. "Muchas de las obras se vieron forzadas por el tema", dijo un artista que prefirió no decir su nombre.
El público pudo admirar tranquilamente cada obra, pues la cantidad de asistentes menguó con relación a las ediciones anteriores. El paso se hizo rápido. Muy pocas creaciones convocaron al espectador a detenerse frente a ellas por más de dos o tres minutos. La mayoría de las propuestas no fungieron, al menos durante esa noche, como imanes para el ejercicio pleno de la contemplación. Tanta luz estroboscópica y tanto sonido explosivo hacía pensar, por segundos, que se estaba en una exhibición de proyectos científicos o en un evento del Museo de Ciencias.
Una cronología con información incompleta sobre las ediciones anteriores del salón también sorprendió a los espectadores, quienes no pudieron leer los nombres de los ganadores anteriores, ni confrontar las temáticas de aquellos tiempos con la actual. Lo que sí pudieron ver fue un video sin sonido sobre el trabajo de campo que efectuaron los artistas en Congo Mirador.Quizá un rayo paralizó la protesta que había convocado, hace unos días, un colectivo de humoristas gráficos y artistas, vía Internet.
Algunos no se fueron muy seguros de haber podido presenciar un verdadero panorama del arte contemporáneo venezolano. Otros dijeron irse tristes y otros salieron maravillados por la combinación entre el relámpago, la comunidad y el arte. "Con las iniciativas, inventamos o erramos", dijo Zuleiva Vivas, citando palabras de Simón Rodríguez. El tiempo dirá qué pasará con esta edición del Salón Pirelli.
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